Los músculos están compuestos por distintos tipos de fibras, las cuales varían genéticamente en cada individuo. Estas fibras se caracterizan de acuerdo a su funcionalidad y a la forma de una de las proteínas que compone los miofilamentos gruesos que componente las miofibrillas que a su vez conforman las fibras musculares, y que es la llamada miosina. Existen entonces de acuerdo a este criterio 2 tipos distintos de fibras musculares, estando una de ellas dividida a su vez en dos subtipos.
1 - Fibras musculares rojas de Tipo I.
Estas fibras se caracterizan por contener pocos miofilamentos gruesos de miosina. Se requieren para realizar esfuerzo de larga o media duración, donde se exija resistencia (aeróbica) y están muy vascularizadas. Poseen además entre las fibras musculares gran cantidad de mitocondrias, las partes de la célula encargadas de la generación de energía en los procesos aeróbicos. Sirven además de depósito de lípidos y glucosa
2.1 - Fibras musculares blancas de Tipo II A.
Este tipo de fibras, las tipo II o blancas, del subtipo "A" se caracterizan por estar menos vascularizadas que las anteriores, y contienen más miofilamentos gruesos de miosina. Se requieren en ejercicios o actividades motrices de duración breve o rápida. Acumula gran cantidad de glúcidos y menos grasas.
2.2 - Fibras musculares blancas de Tipo II B.
Las fibras blancas de tipo II B son requeridas en actividades o ejercicios muy intensos y rápidos, contiene menos miofilamentos de miosina y menos vascularización aún que las de tipo II A. Acumulan poca cantidad de glúcidos y casi no acumulan lípidos.
De esto podemos deducir que aquellos que son más veloces, poseen una mayor cantidad de fibras blancas de tipo II A y B de lo que es normal. Mientras que aquellos que tienen más resistencia, poseen más fibras de tipo I o rojas.
Este contenido de fibras se puede deducir por medio de ciertos test, o directamente a través de una biopsia muscular (extracción de una pequeña porción de músculo. La distribución o proporción de este tipo de fibras, además, puede variar de una parte del cuerpo a otra. Por ejemplo, alguien puede ser muy veloz de brazos, pero lento y más resistente con sus piernas.
Es por eso que siempre es preferible saber que tipo de fibras predominan en las parte del cuerpo que nos interesan (ya sea de nuestro propio cuerpo o del de nuestros deportistas) antes de comenzar a entrenar en velocidad o resistencia específicamente. Por que si se diera el caso de que estamos entrenando en resistencia las fibras musculares de (por ejemplo) las piernas de un atleta, cuando a este le predominan las fibras blancas, estaremos no sólo desperdiciando su potencial como velocista, sino arruinando sus cualidades naturales para la velocidad.
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